CAPITULO 1
Había una vez en un pequeño pueblo un niño muy pequeño, media veinte centímetros y no crecía. Sus padres, Shen y Lía lo llevaban todos los días al doctor, para averiguar que tenia su pequeño, pero siempre recibían la misma respuesta, su hijo esta bien, no le ocurre nada malo. Ellos desesperados tomaron consejo de un anciano del pueblo, para que vean a la loca de mil años, porque según recuerdan todos los pueblerinos, ella siempre fue vieja siempre, y cuando le preguntaban su edad ella contestaba que tenia mil años. Preocupados los padres fueron a su casa y le rogaron que los ayuden.
La anciana les contesto que los ayudaría con una condición, que uno de los padres se quede a vivir con ella. La madre enloqueció de ira gritando todos los rumores que recorrían el pueblo de la anciana, Shen calmado le contesto yo me quedo, por favor ayuda a mi hijo. Ambas mujeres mudas lo observaron estupefactas. La anciana hablo:
-Bien, tu sirves, adelante - abrió la puerta- pasen.
Pasaron los tres, y luego la anciana entro cerrando la puerta. Vieron una pequeña habitación, con tres velas distribuidas por ella. Había una mesa redonda con tres sillas.
-Tomen asiento, y pongan al niño sobre la mesa.
Ellos obedecieron. La anciana salió de la habitación por un pasillo y tardo unos minutos en volver. Traía consigo un papel, una pincel, una botella de tinta y unos lentes de color verde sobre su nariz.
Dejo las cosas sobre la mesa y se puso a examinar al niño con los lentes.
-Ya veo, con que era eso, se puede salvar, pero no es recomendable. Es preferible tener otro hijo, que tener a este.
-¡Como se atreve! - dijo Lía.
-¡Callate!- contesto en hombre - ¿Puede salvarse?
-Si, está relacionado con eso, que te pa...
-... lo sé! - contesto gritando - No me importa, haga lo que sea necesario para ayudarlo.
-Bien - agarro el frasco de tinta y lo abrió - desnuda al niño, y acuestalo boca arriba.
La anciana agarro el pincel y lo metió en el frasco, y escribió en el abdomen del pequeño tres palabras en un idioma extraño.
-Ahora tú - dirigiendose al hombre.
Este obedeció y se quito la ropa de arriba. Y ella repitió el extraño ritual.
La madre del pequeño miraba lo que ocurría y no entendía que sucedía, en silencio imaginaba que estaba soñando, que su marido no estaba loco, que la anciana no estaba ahí, pero el sueño fue interrumpido por unas palabras.
-Ya esta curado, pueden irse.
-¿Qué?
-Él podrá crecer, en cuanto a Shen, a partir de hoy serás mi sirviente, vivirás acá, hasta el día que muera.
-¿Qué? No entiendo ¿que pasó? - contento la esposa.
-Has caso, ve a casa y cuida a nuestro hijo - terminando la conversación con un beso en los labio de su joven esposa.
Lía hizo caso y se marcho con su hijo.
Pasaban los días, los meses y el chico creía, lento pero crecía. Paso un año y el pequeño media treinta centímetros, se cumplía el aniversario del ritual, y de la última vez que vio a Shen.
La madre y el pequeño siguieron el día con su rutina diaria hasta hasta el anochecer, cuando recibieron noticias de los vecinos, decían que estaba el rumor que la anciana había muerto. Ella excitada salió corriendo con Pin hacia la casa, contenta pensaba que por fin podría volver a ver a su marido.
Llegaron a la entrada, llamo a la puerta con gritos, unos segundos después se abrió la puerta y salió una joven señorita.
-¿Se encuentra Shen? ¿Donde está, soy su esposa?
-Shen esta en el cementerio, lo están enterrando.
-¿Qué?
-Murió hoy a la mañana, intento asesinar a la anciana de mil años, pero le salió mal. - Lía inmóvil balbuceaba el nombre de su marido - La intento apuñalar, pero ella se defendió, devolviendole el puñal.
-¿Como es posible que una anciana pueda hacer eso? ¿Y porque el la intentaría matar?
-Estaba inquieto, no soportaba el encierro, ademas hoy era el aniversario del contrato.
-¿Qué contrato?
-El de su hijo, en el cual intercambiaban maldiciones.
-¿De que habla? No entiendo.
-Lo siento, no puedo decir más, solo le diré que su hijo vuelve a ser como hace un año, si yo fuera usted buscaría otra sabia de mil años.
-De que habla, mi hijo ya esta curado y...
-Ya no, y le recomiendo que se valla, ahora ella esta durmiendo, pero cuando despierte probablemente la busque para vengarse, su esposo la intento matar y encima... no importa.
Lía con Pin se fueron en silencio, la oscuridad ocultaba las lagrimas que brotaban por sus ojos, llego a su casa y vio que estaba en llamas. Alguien la había quemada, entonces se dirigió a la casa de su hermano menor, donde encontró cobijo por una noche.
A la mañana siguiente, noto cambios en su hijo, no hablaba, no comía y dejaba de crecer, según su sexto sentido de madre. En medio del desayuno escucho hombre entrando a la fuerza en casas vecinas. Comprendió que lo que le dijo la chica la otra noche era verdad, así decidió emprender su huida de su pueblo, del cual nunca había salido.
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